Es común que la madera más utilizada para la fabricación de barricas de vino sea el roble, con 4 variedades esenciales:
Roble español: También conocido como roble ibérico. Es una madera de gran calidad, algo blanda y escasa a causa de la deforestación, que aporta al vino notas de caramelo y café.
Roble francés: Tal vez sea el más valorado. Son maderas que respetan las características del vino moldeándolos sin cambiarlos en exceso.
Roble europeo: Parecido al francés, se cultiva en Hungría, Rumanía y Croacia. Es una madera algo más bruta y con poca cesión aromática que respeta más la fruta.
Roble americano: También conocido como roble blanco. Proviene de América del Norte. Es un roble robusto, fuerte y duro, con mayor cesión aromática.
Otras 4 maderas que no puedes pasar por alto
Acacia: Utilizada en la maduración y crianza de vinos blancos, puede presentarse en forma de madera tostada o sin tostar. Aporta aromas florales y matices diferentes dependiendo de los periodos de permanencia del vino en la barrica.
Cerezo: Es una de las preferencias de jóvenes enólogos, pues aporta notas de frutos rojos y matices tostados de gran calidad. Una madera cuyo uso aumenta año tras año.
Pino: Muy utilizada en los vinos que se elaboran en las Islas Canarias dentro de la D.O. La Palma, aportando especias y aspecto envejecido.
Castaño: Muy utilizada en la antigüedad, es la madera característica que se usa en la crianza de los vinagres de Jerez a los que aporta sus cualidades y características especificas.